Monday, February 13, 2017

Desolados pero socialistas

Desolados pero socialistas
Cuba se ha ido convirtiendo en un país de ancianos, según lo confirman
las estadísticas oficiales
Lunes, febrero 13, 2017 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba.- Dentro de pocos años, uno de cada cuatro cubanos
residentes en la isla sobrepasará los 60 años de edad. Seremos un país
de ancianos según lo confirman las estadísticas oficiales. Nos
convertiremos en una nación sin fuerza de trabajo, a pesar de los
ambiciosos planes de desarrollo del gobierno para el 2030.

Nadie sabe cómo se podrá revertir esa tendencia, muy parecida a la de
los países desarrollados y, por tanto, para muchos que no conocen
demasiado sobre Cuba pudiera ser un indicativo del bienestar general que
experimentan los ciudadanos.

Sin embargo, el fenómeno, entre otras cosas, no es más que un reflejo de
la tendencia casi total de los más jóvenes a diseñar sus planes de
futuro fuera de Cuba, donde se incluye la creación de una familia y la
llegada de los hijos.

Lo que dicen las estadísticas en número es lo que pudiéramos traducir en
estas palabras: muy pocos se arriesgan a parir en Cuba pero, además,
muchos rezan por pasar sus últimos años de vida bien lejos de la isla.

Los estudios oficiales no pronostican ni reflejan cuántos de esos
ancianos, que serán la mayoría poblacional cubana en un tiempo no muy
lejano, esperan o esperarán a que algunos de sus jóvenes familiares en
el exilio los reclamen aunque sea para luego acogerse a un plan de
jubilación de esos que ofrecen los países capitalistas, mucho más
ventajosos que los planes de retiro socialistas.

No he encontrado estudios sobre esa tendencia a emigrar entre los
ancianos cubanos pero es evidente que hay un movimiento hacia el
exterior de esa fuerza de trabajo que ha concluido su vida útil dentro
de Cuba y que, para escapar de la dura realidad que los pudiera esperar,
recurrirá a la reunificación familiar.

No se trata de que tengan o no la atención de salud garantizada ni que
no se les asegure una pensión, una parte del gran problema es
enfrentarse a un sistema de salud deteriorado por planes económicos
encaminados a instaurar un capitalismo monopolista de Estado donde no
están incluidos ni remotamente, a no ser que se desempeñen en un alto
cargo de dirección en las instancias de gobierno, pero, además, porque
no hay indicios de que las pensiones de la Seguridad Social dejen de ser
una suma de dinero simbólica que solo les alcance para llevarse una
cucharada diaria de arroz a la boca.

De cierto modo, para la gran masa envejecida o que espera envejecer en
Cuba, el camino hacia los momentos finales de la vida es un calvario de
penurias si no se cuenta con ese pilar esencial para el sostén de la
economía doméstica que resultan las remesas del exterior.

Intentar sobrevivir en la isla, a espaldas de esa condicionante
económica que marca las pautas de casi todo, desde los precios estatales
hasta los niveles de acceso socio-cultural y la calidad de vida, es una
odisea donde una buena parte de los desafortunados termina por ingresar
a ese ejército de ciudadanos ya no de la tercera edad sino de última clase.

Contamos con sobrados ejemplos en nuestros barrios. Obreros con más de
cincuenta años de servicio a la producción en las empresas estatales que
hacen fila en comedores sociales junto a indigentes y borrachos; viejos
maestros de escuela, abogados, economistas, escritores, militares de
bajo rango que viven bajo el temor de perder la casa familiar por no
poder reparar los techos en peligro de derrumbe.

Todos en Cuba somos vecinos de ese matrimonio de ancianos que,
dolorosamente, se ha tipificado como ejemplo de lo que se puede esperar
cuando se concluye una vida laboral dedicada a "defender las conquistas
del socialismo" y no a recoger y disfrutar los frutos del esfuerzo
personal sostenido.

Hogares insalubres, ropas ajadas, cazuelas vacías sobre el fogón o,
cuando el infortunio es menor, relativamente llenas con esa dieta
inapropiada que poco a poco les va deteriorando el cuerpo y la mente. No
serían estos en la actualidad, quizás, los denominadores comunes de la
ancianidad en Cuba pero son signos alarmantes que poco a poco irán
identificando a un sector poblacional que, de continuar incrementándose
en una economía inestable como la cubana, recibirá el desamparo como
recompensa.

No sé si finalmente llegaremos a ser un país de ancianos pero es posible
que, sencillamente, alcancemos a convertirnos en una nación socialista
desolada.

Source: Desolados pero socialistas | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/desolados-pero-socialistas/

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